Primera Experiencia, en el monte.
Esta experiencia la tuve cuando cursaba la secundaria. Al salir de clases me
iba caminando a mi casa que estaba relativamente cerca, pero tenía que pasar
por unos tramos que en ese tiempo estaban baldíos y había mucho monte. La poca
gente que pasaba por ahí había hecho veredas para transitar.
Había árboles frutales que yo
aprovechaba para cortar frutas y cuando ya tenía un buen montón me ponía a
comerlas. Ese día estaba apurado tirando piedras para cortar ciruelas de un
árbol que no me di cuenta cuando llegó un señor y se detuvo a mirarme.
Era un señor moreno, creo que
tenía como unos 40 años, me pareció un señor como cualquier otro. Me preguntó
qué hacía y que si venía de la escuela primaria. Le contesté que ya estaba en
la secundaria. Me preguntó cuántos años tenía y le dije que 13. Él se sonrió y
me dijo que si le regalaba unas ciruelas. Le dije que sí y hasta me ayudó a
cortarlas.
Al ratito ya estábamos
comiendo ciruelas. El seguía haciéndome preguntas que yo le contestaba sin problema,
pero después empezó a preguntarme cuestiones sexuales como si ya tenía pelitos
en la verga y que si se me paraba cada rato y cuantas veces me la jalaba a la
semana.
Yo la mera verdad estaba muy
inocente porque en ese tiempo los temas sexuales no se hablaban y en la escuela
se trataban muy de pasadita. Me sentía incómodo y nervioso con esas preguntas,
pero al mismo tiempo mi verga se empezó a parar dentro de mi trusa. Él se dio
cuenta y me miraba con descaro la bragueta de mi pantalón y se mordía los
labios.
Yo trataba de disimular, pero
de pronto me dijo que se la enseñara para verla y acariciarla. Me dio miedo y
tomé mi mochila y me fui corriendo por la vereda.
Cuando vi que no me siguió me puse a orinar a la orilla del camino y recordando
las preguntas, se me paró mi verga y el chorro de orines me salía con más
potencia. Estaba meando cuando vi que venía el señor y me dijo no tengas miedo
nomás déjame ver como orinas. Se agachó para observar y de pronto se empezó a
mojar con mis miados y hasta tomó algunos tragos. Yo estaba sorprendido, pero
también muy caliente viviendo esa experiencia que para mí era increíble.
Después empezó a chuparme la
cabecita de mi verga despacito. Al sentir su boca caliente que poco a poco se
iba comiendo mi reata me relajé y me bajé el pantalón para que me la mamara
mejor. Me dijo que le gustaba como olía mi verga a sudor y olor de chamaco
caliente.
Me chupó la verga, los
huevitos y los pocos pelitos que tenía. Me abrió las piernas un poco y metió su
cabeza en medio hasta llegar abajo de mis huevitos y también me chupó un rato
mi culito. Ya no me aguanté y me vine en su boca.
Me estremecía y le empujé mi
verga hasta dentro, quería llegar hasta su garganta. El gemía y aguantaba que
yo le jalara los cabellos cuando me estaba viniendo. Por fin terminé y él se
quedó un rato con mi verguita en su boca hasta que se me fue bajando. Después
me dieron ganas de orinar y se lo dije. Él se hizo a un lado y volvió hacer lo
mismo con mis miados.
Se mojaba su cara y tomaba
algunos tragos de orines. Se me volvió a poner dura mi verga, pero me acordé de
que en casa me castigaban cuando llegaba tarde. Tomé mi mochila y me fui
corriendo sin decirle que esa fue mi primera experiencia sexual que me marcó
para toda la vida.
Después les cuento que este
señor me volvió a buscar a la salida de la escuela y repetimos la experiencia
muchas veces y así fui descubriendo los placeres del sexo.
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